Unidos Por Medio Oriente

Ocho consejos para el evangelismo

Gracias por ser una voz que clama en el desierto de tu ciudad y por salir de tu comodidad para hablar con las personas acerca de Jesús. Me gustaría darte ocho consejos que te serán útiles cuando compartas las buenas noticias de la cruz con personas en la calle.

1. Los nervios son buenos. Aunque llevo varios años hablando con personas en la calle todavía me siento nervioso y muchas veces me da vergüenza hablar con la gente. Los nervios son buenos porque nos ayudan a depender totalmente del Espíritu Santo! Así que si solo al pensar que vas a compartir el evangelio con otra persona sientes nervios.. ¡vas por buen camino!

2. Recuerda que es Dios quien da el crecimiento. Cuando compartimos el evangelio solo estamos sembrando o regando, pero es Dios quien da el crecimiento. Nosotros, se podría decir, ¡solo somos mensajeros! Nuestra responsabilidad es predicar y anunciar las buenas noticias. Dios es quien convierte a la gente, no nosotros.

3. Vas a hablar con dos tipos de personas. El primer tipo de personas son aquellos que son conscientes de su pecado y saben que han ofendido a Dios, su actitud es más humilde y están preparados para escuchar las buenas noticias desde el comienzo de la conversación. Ese fue el caso de la mujer que iba a ser apedreada y a la que Cristo le dijo: ni yo te condeno, vete y no peques más. El otro tipo de personas son aquellos que se consideran «buenas personas» y creen que van a ir al cielo por lo buenos que son. A este segundo tipo de personas primero hay que hablarles de las malas noticias (las consecuencias de nuestro pecado) antes de hablarles de las buenas; ya que de lo contrario no van a entender lo que Cristo hizo en la cruz. Ese fue el caso del joven rico, que decía haber cumplido todos los mandamientos.. y Jesús le pidió vender todo lo que tenía para seguirle.

4. Ora por enfermos. Si la persona con la que estás hablando tiene algún problema de salud o alguna enfermedad, pregúntale si te deja orar por él/ella. Muchas personas que no estaban dispuestas a escucharme hablar de la cruz, después de orar por ellos abrieron su corazón de una manera increíble. Recuerda que el sacrificio de Cristo no solo es para salvación, también lo es para sanidad y restauración de todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.

5. Haz preguntas. La mejor forma de hablar con alguien es haciendo preguntas en lugar de soltar un largo monólogo. A todo el mundo le gusta dar su opinión.. comienza preguntándoles acerca de la eternidad. Algo así como: ¿Piensas que irán muchas personas al cielo? ¿Crees que tu irás al cielo? O quizá son ateos y no creen en el cielo ni en el infierno.. entonces diles: Entiendo que eres ateo y no crees ni en el cielo ni en el infierno, pero suponiendo que existiera, ¿crees que irán muchas personas? ¿Tú serías de los que vas?

6. Da ejemplos claros acerca del pecado. Para las personas el pecado es algo muy general y normalmente es una palabra que cuando la dices genera una barrera. Te animo a que en lugar de preguntar algo como “¿Has cometido pecados?” des ejemplos de pecados, por ejemplo: ¿Alguna vez has usado el transporte público sin pagar o has robado respuestas de otra persona en un examen? Explica a la gente lo que significa cometer adulterio, adorar dioses falsos o no amar a Dios sobre todas las cosas, en lugar de solo mencionar esos pecados en general.

7. Llenos de compasión . Es importante hablar del pecado claramente y de las consecuencias que tiene en nuestra vida… pero nuestra actitud y corazón deben estar llenos de compasión porque es el mismo corazón que tiene el Padre, quien no quiere que ni una sola perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

8. No obligues a nadie a repetir una oración. Recuerda que repetir una oración no salva a nadie, sino un corazón verdaderamente arrepentido y una vida que ha puesto toda su fe en Cristo. A veces queremos que la gente repita con nosotros «la oración de fe», pero si no es algo sincero y no hay convicción de pecado en la vida de esa persona, no habrá un fruto genuino de salvación. Cuando el joven rico rechazó seguir a Cristo, Jesús no le dijo: esta bien, no hace falta que vendas todo, solo repite esto conmigo.. Jesús es digno de que entreguemos toda nuestra vida a Él.

Ahora, para que lo veas de una manera más práctica, puedes escuchar una conversación real (además fue con un musulmán) en el siguiente video: Ver Video

Escrito por: Mauricio Reyes

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