Una de las características que más deben notarse en los cristianos es el amor. Jesús dijo: Ámense los unos a los otros tal como yo los he amado. Así el mundo conocerá que son mis discípulos. (Juan 13:35-36 parafraseado)
Vivimos en un mundo donde el significado del amor ha sido tan deformado que incluso como creyentes hemos sido afectados al grado de que hemos adoptado algunas de sus “reglas”.
El amor que el mundo ofrece espera a que sea correspondido para que así sea completo. El amor del mundo da porque espera recibir algo a cambio. Pero el amor que Dios nos da es muy diferente al amor que vemos en el mundo. Dios nos ama porque Él es amor, Él no necesita razones para amar.
Jesús nos dice que amemos como Él nos ha amado y también nos da el ejemplo. Él no solo amó a los que lo seguían; también amó a los que le dieron la espalda e incluso a los que lo humillaron en la cruz. Y fue tanto su amor que se entregó por todos, incluso cuando Él sabía que no todos iban a responder a ese amor.
Ese es el amor al que estamos llamados, no solo a recibir si no también a darnos por completo a los demás. Necesitamos urgentemente aprender a amar como Cristo ama. Es una manera tan sobrenatural que ni siquiera está en nosotros, pero está en el Espíritu Santo y es Él quien nos capacita para vivir sobrenaturalmente. Es Él quien nos capacita para darle una muy buena propina a alguien que nos ha dado un muy mal servicio. Quién nos ayuda no solo a perdonar a quien nos ha ofendido, si no a responder la ofensa con amor genuino. Él nos capacita para tratar mejor a las personas que simplemente “no se lo merecen”.
El amor de Cristo está en un nivel más alto. Pero ese es el amor que verdaderamente cambia vidas, rompe fortalezas y todo lo puede. Nosotros podemos dar ese amor porque lo hemos recibido, pero todavía hay muchas personas en el mundo que nunca han recibido el verdadero amor que es Cristo. Busquemos vivir en el nivel sobrenatural y ser representantes de ese amor. Sobrepasemos las expectativas, amemos más allá de la lógica, más allá de las reglas y lo que es justo. Amemos tal como Cristo nos ha amado.
Escrito por: Dania Sabrina